La brisa otoñal
Aunque los primeros días del otoño fueron extrañamente calurosos, ya estamos inmersos en esta estación del año que invita al recogimiento. Poco a poco, algunos árboles han ido mostrándonos su desnudez, como una sugerencia para desprendernos de aquello que nos sobra, mientras que otros mudan sus colores, ofreciéndonos un bello espectáculo para disfrutar desde el silencio y meditar.
La época otoñal es considerada como un tiempo de sosiego, de moderación, de sabiduría y ecuanimidad. Una vibración energética más sutil se apodera de la Naturaleza durante el otoño, conduciéndonos sin prisa hacia una serie de cambios que nos afectan a todos los niveles. Los ritmos se hacen más lentos, y después de la expansión a la que invita la luz del verano, del crecimiento hacia el exterior, llega el momento de la introspección, de llevar ese crecimiento hacia dentro, en busca de una luz más tenue en nuestro interior.
Durante el otoño, nuestros hábitos nutritivos deben ir cambiando poco a poco, con alimentos que nos ayuden a acumular energía. Las cocciones lentas nos calientan por dentro y nos dan fuerza para enfrentarnos a los primeros fríos tras la estación estival. Los alimentos deben reflejar en nuestros platos los colores que esta época nos brinda: rojo (granada), naranja (calabaza, zanahoria), marrón (frutos secos), amarillo (cereales integrales, compota de manzana)… Aunque ya no es época de ensaladas frescas, podemos tomarlas tibias, sin dejar de consumir frutas y verduras. En caso de consumir carnes o pescados, se acompañarán siempre de una buena cantidad de vegetales.
También es momento (¡siempre lo es!) de ocuparnos del cuidado de nuestro cuerpo. La sabiduría milenaria de la medicina china se basa en los cinco elementos, de los cuales el metal corresponde al otoño. Este elemento se relaciona con los pulmones, el intestino grueso y la piel, por lo que durante esta época, debemos dedicar más atención al cuidado de estos órganos. Para trabajar los pulmones, es importante encontrar el equilibrio entre actividad y calma, pues una respiración agitada también agita nuestra mente, impidiendo la concentración. Por ello, conviene alternar en esta época los pranayamas activos con respiraciones más suaves. Para la limpieza del intestino aumentaremos la ingesta de fibra en nuestra alimentación y evitaremos el uso de laxantes de forma continuada, ya que pueden irritar las paredes intestinales. Este es un buen momento para prestar atención a la piel, que quizá se ha descuidado durante el verano. Podemos hacerlo mediante el uso de mascarillas exfoliantes, baños de vapor, cremas hidratantes, aceites corporales y masajes que estimulen la circulación sanguínea, aporten elasticidad y nos ayuden a eliminar toxinas. No olvidemos beber una cantidad suficiente de agua, ya que nos ayuda a mantener limpias las vías respiratorias, estimula el funcionamiento del intestino grueso e hidrata nuestra piel.
Es momento, pues, de transitar hacia una estación más tranquila, en la que llevar a cabo un ejercicio de desapego, prescindiendo de aquellas cosas que ya no necesitamos. De esta manera, dejamos paso a todo lo nuevo que la brisa fresca del otoño nos trae.