RESPIRA TU PRESENTE
La mente suele comportarse de manera inquieta. Al observarnos, nos descubrimos continuamente pensando en esto o aquello, saltando de forma incesante hacia el futuro o hacia el pasado, entrando en una corriente de pensamientos que nos desconecta del presente.
Y aunque nuestra mente es así, impaciente, traviesa y saltarina, podemos utilizar la voluntad para encontrar momentos en los que nuestra actividad mental se vuelve más tranquila, más pausada; momentos en los que todo se queda en calma, observando la realidad, percibiendo el breve instante que discurre mientras respiramos de manera consciente; momentos en los que descubrimos el espacio que nos rodea cuando tomamos aire y vivimos la profundidad que se crea en nuestro interior cuando sentimos la exhalación. Eso es el presente.
Llevar la mente al pasado está bien para recopilar lo aprendido de cada experiencia vivida. Dirigir la mente hacia el futuro es útil para realizar proyectos y fijar objetivos. Pero solo con la atención mental en el presente podemos asimilar lo experimentado, planificar nuestros próximos pasos y valorar lo que tenemos aquí, ahora.
Nuestro pasado nos aporta sabiduría. Nuestras posibilidades futuras son un estímulo para seguir avanzando. Pero nuestra vida real es ésta, es ahora, es cada segundo en el que respiramos.
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