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La primavera nos abre sus puertas


De nuevo la naturaleza, en su eterno ciclo, nos brinda la oportunidad de renacer. La primavera es un verdadero estallido de vitalidad que nos regala un maravilloso espectáculo floral de colorido y aromas. Es una etapa de renovación, apertura, creatividad y crecimiento. Los días comienzan a ser más largos y la actividad aumenta. Tras una estación fría, la necesidad de refugiarnos y buscar abrigo se va olvidando y recordamos la necesidad de sentir el sol y el aire fresco sobre nuestra piel.

Es tiempo de hacer proyectos y tomar decisiones, de poner en práctica todas esas ideas que hemos rumiado durante el invierno. El impulso vital de la primavera nos invita al movimiento, a la expansión, y esto implica cambios que a veces nos cuesta trabajo realizar, especialmente si hemos pasado el invierno muy inactivos. Pero el esfuerzo merece la pena cuando el resultado es nuestro crecimiento. Al igual que las flores, nos abrimos buscando la luz y nos expandimos para ocupar el lugar que nos aguarda.

La dieta durante la primavera incluye gran cantidad de alimentos crudos, como frutas y ensaladas, lo que aporta flexibilidad a tendones y articulaciones. Se suele comer menos que en el invierno, lo que ayuda a descongestionar el hígado. La primavera nos ofrece una gran variedad de frutas ricas en vitaminas, como los albaricoques, las ciruelas, los nísperos, las cerezas, las fresas… No deben faltar en nuestros platos los puerros, el apio, los espárragos, las verduras de hoja verde, las habas y los guisantes frescos. Los métodos de cocción más adecuados en esta época del año son al vapor o salteados. Es el momento de comenzar a incluir los germinados en nuestra alimentación. Podemos aprovechar la estación primaveral para realizar algún tipo de ayuno, lo que facilitará la eliminación de las toxinas acumuladas.

En la medicina china, la primavera se asocia con el elemento madera, que rige el hígado y la vesícula biliar. El hígado se encarga de hacer circular nuestra energía y es muy sensible a la ira, que lo debilita. La vesícula biliar almacena la bilis que genera el hígado y que servirá para ayudar al intestino en el proceso de absorción de los alimentos. Estos órganos funcionan como verdaderos filtros de las impurezas de la sangre y es ahora el momento de cuidarlos un poco más, mediante sabores ácidos que los estimulen, y amargos que los purifiquen.

Mientras vamos recibiendo al buen tiempo, dejemos que poco a poco las flores nos contagien su alegría para liberar nuestra energía en forma de sonrisas.

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