Propósitos para el nuevo año

Cuando se acerca el final de cada año, todos solemos elaborar con entusiasmo una lista de propósitos, aspirando a ver realizados todos nuestros deseos en el inicio del nuevo ciclo. Pero cuando comienzan a surgir las dificultades, nuestra energía se debilita y el desaliento se instala entre nuestros objetivos y nuestra voluntad. La razón por la que muchos de nuestros deseos son difíciles de cumplir es porque, inconscientemente, ponemos en duda la posibilidad de que se hagan realidad. Quizá nos hemos dejado condicionar demasiado por nuestro entorno, sin prestar demasiada atención a la sabia voz de nuestro interior que nos pide un poco más de paciencia, un poco más de confianza. O quizá perseguimos grandes proyectos sin darnos cuenta de que las cosas más sencillas y fáciles de realizar son las que realmente le dan sentido a nuestras vidas. Dejemos de poner distancia entre lo que nos proponemos y lo que cumplimos. Para que algo se materialice hay que darle forma en nuestra mente: creer es crear. Pero no basta con dejarlo ahí. Si de verdad deseamos algo, solo hay una manera de hacerlo real: llevarlo desde nuestra mente hasta nuestro corazón. Y desde allí, cada latido impulsará su energía de forma natural hacia su realización.