SAVASANA - La postura de relajación
Savasana es una posición corporal que genera bienestar físico y mental, ya que permite que el organismo descanse, liberándose de tensiones, mientras que la atención mental se centra en el momento presente, aminorando el ritmo de nuestros pensamientos. Se trata de una postura en apariencia sencilla, que no requiere esfuerzo físico, y sin embargo es quizá una de las posiciones de yoga más difíciles de dominar. Simboliza el descanso de la conciencia en el interior de nuestro cuerpo inmóvil, sin permitir que ningún estímulo externo altere ese estado de paz en el que la mente no se distrae, sino que permanece inalterable, observando de forma consciente todo cuanto fluye dentro y fuera de nosotros.
Sin embargo, cuando aún no dominamos esta postura, la mayor dificultad se presenta cuando el cuerpo ha quedado tranquilo, pues en ese momento la mente parece activarse para alejar nuestra atención del presente. La idea de que solo somos productivos cuando estamos en plena actividad nos lleva a pensar que la inmovilidad es una pérdida de tiempo, que es imprescindible estar atareados para conseguir nuestros objetivos. Y todo ese ajetreo continuo nos impide darnos cuenta de que lo único que hacemos es crear barreras entre nosotros y nuestro propio interior, apartándonos de nuestra esencia, en un intento equivocado de alcanzar lo que en realidad no necesitamos. Toda esa actividad, convulsa e inconsciente, nos impide darnos cuenta de que nuestro principal objetivo somos nosotros.
En realidad, no es necesario el movimiento para adentrarnos en lo más profundo de nuestro Ser. De hecho, es imprescindible permanecer en un estado consciente de quietud para poder acceder a esa parte de nosotros mismos que habitualmente queda oculta tras la actividad cotidiana, tras las prisas, tras las distracciones que pretenden llevarnos hacia fuera en lugar de hacia dentro.
A través de la relajación consciente que se alcanza en Savasana, o Postura del Cadáver, aprendemos a no identificarnos con nuestras acciones, sino a liberarnos de todo aquello que queda oculto tras capas y capas de actividad sin sentido. Es en ese espacio de quietud donde encontramos el disfrute de no hacer nada. Donde aprendemos a escoger correctamente. Donde descubrimos por fin que lo más importante no es lo que hacemos, sino lo que somos.